
El pasado viernes 12 de junio, servidora y el consorte nos acercamos al Teatro Real, para "disfrutar" de la primera de las dos sesiones de
Rigoletto que teníamos. El desastre fue tal, que a mi se me quitaron las ganas de escribir una crónica (podéis leer la crónica que hizo el consorte en
Con Voce in l´opera ). Fue tal la apatía, el aburrimiento y el cabreo que padecimos esa noche, que yo quedé contagiada y el blog se quedó sin crónica.
Ayer íbamos con pocas esperanzas al teatro... incluso con sueño (miedo me daba quedarme frita durante la representación). Pero, la noche fue distinta.
La puesta en escena, firmada por
Wagemakers, que me imagino ya habréis visto por fotos, consta únicamente por una gran plataforma cuadrada, que se inclina dando lugar a varios planos de la acción y con cambios de iluminación. Todo muy minimalista y muy bello estéticamente pero que la verdad, no aporta nada al aspecto dramático (bien podía haber sido utilizada para un Tannhäuser, un Don Giovanni... , vamos una multiusos). La escenografía y vestuario muy bien.
De la orquesta y la dirección. Mejor que el pasado viernes, aunque claro, en su línea. La dirección de
Abbado sosa (aunque ayer hubo algo más de chispa), sin tensión, lenta por momentos aunque con arrebatos de poner la orquesta a mil por hora, como por ejemplo en el "Cortiggiani vil razza dannata". Además de esos "momentos wagnerianos" con un volumen insoportable tapando a todo cristo. El único momento en el que sonó a Verdi de verdad, fue en el cuarteto "Bella figlia dell´amore", en el que también contribuyó, de manera muy importante, los cuatro solistas.
El coro. Por fín un coro en el Real que suena decente. Mi enhorabuena al
Coro Intermezzo.
Gilda:
Cinzia Forte. Empezó bastante mal la función, muy "calada" y regalándonos un Caro nome, totalmente desafinado. Pero se fue entonando a lo largo de la función. Es una voz más pequeña que Ciofi y con un timbre mucho más grato que la pelirroja, pero desde luego me quedo con Ciofi siempre (estuvo perfecta vocal y actoralmente el pasado viernes).
Rigoletto:
Anthony Michaels-Moore. Le teníamos más miedo que a un nublao! (como el que nos cayó en el intermedio, jejeje). Será por las pocas expectativas que teníamos, será por lo que le vimos a Frontali, no sé porqué pero no le vamos a echar los perros. Le pone voluntad e intenta crear un personaje (no como Frontali que aburre a to´dios), eso sí, tiene una voz como con "afonía", rasposo y con problemas de respiración, lo cual le hacía cortar las frases donde le daba la gana (bueno, mejor donde podía).
Duca:
Celso Albelo. Había algo de mieditis por comentarios leídos sobre su voz pequeña. Pero quedaron totalmente disipados. Es un lírico-ligero al que le queda por madurar su voz, pero que se le escucha perfectísimamente, la voz corre. Un timbre bello, un buen fraseo y construyendo un buen Duca. Fue de menos a más en la función, con alguna calada "tonta" y con un agudo que se le quedó un poco atrás en el duo con Gilda.
Pero Celso "arrancó" y lo hizo en el acto segundo con el "Parmi Veder". ¡Qué gusto poder escuchar un tenor actual cantar esa put*** de aria (verdadera piedra de toque del Duca), sin ningún problema de respiración, con el paso cubierto (subiendo y bajando) llegando al agudo con facilidad y dándolo cubierto y timbrado! Y cantado con una elegancia y una seguridad... ¡Ais! se me puso una sonrisa en la cara... ¡por fín un Duca!
El "Possente" bien cantado y dando el Re bemol, aunque le faltó un pelín de apoyo para que le saliera en plan cañonazo.
La donna è mobile, marcando la fermata (no como Bros, que pasó de puntillas, además de su gallo) y agudo timbrado y en su sitio.
El cuarteto más de lo mismo, al que contribuyó que las voces empastaran bien, logrando el mejor momento de la representación.
Desde luego, es un personaje que tiene que madurar, pero material hay y si se lo toma con calma, va a ser un grandísimo Duca porque anoche en Madrid dió muestras de lo que puede ser en el futuro. Sin ninguna duda, el gran triunfador de la noche para ésta que escribe, porque consiguió que saliera del Teatro con una sonrisa de felicidad.
¡Ah! otra cosa. Cuando hemos escuchado a Albelo, algo que no nos gustaba nada eran esos agudos abiertos cuando estaban sobre una "a" o una "e". Anoche demostró que lo está trabajando, porque estaban recogiditos, sobre todo a partir del acto segundo, lo cual es muy importante para su carrera.
Maddalena:
Nino Suguladze. Estuvo mejor anoche. Tiene voz de mezzo de verdad y si corrige algún problemilla de afinación, será una gran mezzo.
Pasó de comentar nada de Sparafucile ni de Monterone, porque se llevaron poco con lo que pasó el viernes.
En definitiva, un noche en la que no nos aburrimos y salimos con cosas muy positivas y casi todas se la debemos a
Celso Albelo.