Oh! Gloria! Otello fu. Es lo que puede decir tranquilo, el
tenor norteamericano Gregory Kunde. El
sueño de casi todos los tenores, por fin lo ha cumplido. El sueño de cantar el
Otello verdiano, y salir indemne de la empresa. Y convertirse en el ¿único? Tenor
en cantar el Otello de Rossini y el de Verdi.
Si hiciéramos una encuesta entre tenores, el moro de
Venezia, sin ninguna duda, sería el papel con el que todos sueñan con
interpretar, dejando a un lado las características vocales de cada uno. Unos lo
intentaron y se pensó que su carrera terminaría ahí (Plácido Domingo), otros se
dieron el “capricho” de cantarlo al
final de su carrera con resultados bastante mediocres como Di Stefano o
anecdóticos como Pavarotti; y alguno como Bergonzi, al final desistió
(también en el ocaso de su carrera).E incluso, tenemos el caso de barítonos que
también dejaron el papel de Iago, para interpretar al moro, como el chileno Ramón
Vinay. Quizás, el que hubiera logrado un Otello más que interesante, como
Corelli, fue inteligente y no lo hizo.
Y es que el atractivo de Otello no lo puede negar nadie,
pero su dureza tampoco. Escrito para un tenor dramático, como lo fue Mario del
Monaco en la segunda mitad del S. XX,
con un centro poderoso y graves, resistencia vocal y capacidad para
sobrepasar una gran orquesta, apenas existen. Ese es el motivo por el que
tenores, desde líricos a spintos, se hayan animado a cantar el papel.
Si nos fijamos en la lista de grandes tenores anterior,
Pavarotti, Di Stefano y Bergonzi, estos abordaron el papel en el ocaso de sus carreras,
como podría decirse que ha hecho Kunde. Aunque en realidad, el tenor
norteamericano está viviendo una “segunda juventud”, obteniendo la popularidad
y reconocimiento que quizás, no tuvo cuando era un joven tenor lírico-ligero
belcantista. Después de superar un
cáncer y de interpretar papeles de baritenor (cosa que no es), volvió a los
principales teatros, ofreciendo
grandísimas interpretaciones de personajes tan difíciles como Guillermo Tell
(probablemente el mejor Arnoldo del momento). Pero también ha ido ampliando su
repertorio: Norma, Benevenuto Cellini, La Damnation de Faust, Les
Troyen, I Vespri Siciliani…
El penúltimo personaje que ha añadido ha sido el Riccardo
de Un Ballo in Maschera (que la verdad, fue bastante mediocre) y parece que
tras el Otello, quiere encaminar lo que le queda de carrera, hacia Verdi (La
Forza del Destino, Luisa Miller, Il Trovatore). Y digo bien con lo de “lo que
le queda de carrera”, porque es la sensación que tengo: un tenor que está de
vuelta de todo, con 60 años, que está disfrutando sobre el escenario y que se
va a dedicar a cantar, lo que le apetece. Algo parecido a lo que está haciendo
Plácido Domingo, sólo que a Domingo, en la actualidad, la voz no le permite
cantar casi ningún papel de tenor y de ahí que cante papeles de barítono.
Pero volvamos a Kunde y a Otello. Ha decidido cantarlo en Venezia, un teatro no
demasiado grande (primer punto a su favor) y abordarlo de forma distinta a lo
que hizo con Riccardo de Ballo in Maschera. Si con Riccardo “mantuvo”, la
impostación habitual en él, con Otello, bajó la emisión consiguiendo un centro
poco normal en él. El peligro estaba en cómo realizaría el pasaje al tener que
tirar más de la voz para hacer el giro, pero sorprendentemente, la voz giraba
bien (otro punto a su favor) y de ahí, al agudo sin problemas. A partir de aquí a construir el personaje,
jugando sus bazas en las partes más líricas como el dúo con Desdemona (Già
nella notte densa),línea de canto, limpieza de fraseo y su clara dicción (lo
cual es mucho, teniendo en cuenta lo que se escucha en los teatros…)
Pero Otello tiene partes dramáticas, desde el acto segundo,
donde el moro de Kunde hace aguas.
Porque ese centro no es el del dramático que se requiere, lastrando a la
interpretación en intensidad, rotundidad y fuerza dramática, además de comenzar
la fatiga con la que se tiene que enfrentar.
Tiene que lidiar con pasajes épicos, donde es necesario squillo, donde la
voz de Kunde no llega.
Esultate! L’orgoglio musulmano sepolto è in mar:
Già nella notte densa s'estingue ogni clamor:
Ciò m’accora... Che parli?:
Ora e per sempre addio sante memorie:
Sì, pel ciel marmoreo giuro:
Dio! mi potevi scagliar tutti i mali:
Niun mi tema: