No era ésta la entrada prevista para publicar en el blog,
hoy último día del 2012 (en realidad, iba a ha escribir un artículo con lo
mejor del año, que también lo ha habido), pero como ayer nos fuimos al cine a
ver Los Miserables y quería dejar constancia de mis impresiones, de la
adaptación del musical de Claude-Michel Schönberg.
Conozco la historia por la novela de Victor Hugo y por haber visto
adaptaciones al cine como la de 1998, dirigida por Bille August y que contaba
con un elenco que encabezaba Liam Neeson; pero no había visto el musical. Ni las
funciones de Madrid de los noventa, ni las últimas que hicieron el año pasado, ni las de Londres. Y del
apartado musical sólo conocía unos cuantos números, porque no me había picado
nunca el gusanillo de escucharla entera…
La verdad es que, en un principio, tampoco tenía intención de ir a
verla, pero tras leer y escuchar ciertos
comentarios sobre la película, me entraron unas ganas tremendas de acercarme al
cine. Me resulta divertido ver cómo alguno se las da de “cultureta” al querer
infravalorar un musical, por compararlo con la ópera, porque claro es muy
inferior y yo sólo escucho ópera y los musicales para el vulgo, que no
entiende. Y luego están los “culturetas”,
que sueltan sin ningún complejo que, claro, es que vas a la ópera y sólo tienes
una canción (aria si, que sé que se llama así) y el resto es muy aburrido; en
cambio en el musical, todas son muy buenas.
Con comentarios semejantes, ¿cómo no iba a ir a verla?
Pero había que solucionar un gran problema: ¿cómo me llevaba a
Apertil al cine? No es un gran cinéfilo (desde que estamos juntos, ha visto más
películas que en toda su vida) y lo que es peor, es fan absoluto del musical.
No quiso ir a las reposiciones del año pasado porque le contaron que las voces
no eran muy buenas y tenía en la memoria las representaciones de los noventa…
Carlos Marin, Pedro Ruy Blas, Luisa Torres, Margarita Marbán en el Teatro Nuevo Apolo de Madrid
Luisa Torres y Carlos Marín (si, el de Il Divo)
Una vez convencido (eso si, despotricaria de la película si o si),
no fuimos a verla.
El apartado vocal/interpretativo, era lo que nos provocaba un mayor temor y es que para Los Miserables, además de buenos actores, se necesitan muy buenos cantantes. El resultado fue mucho más positivo que el que esperábamos. Comenzando por el Valjean de Hugh Jackman, interpretativamente sin ninguna tacha, vocalmente hay más que comentar. Y es que es muy fácil diferenciar quién tiene nociones de canto y quién no; y Jackman las tiene. Pasaje, giro y cobertura de la voz están ahí (mucho más que algunos tenores que se suben a escenarios operísticos), pero la voz no está bien. Está extremadamente avejentada, con un trémolo que afea su canto, al que hay que añadir su nasalidad (su voz descansa eternamente en la nariz). A pesar de sus problemas, logra grandes momentos como el Bring him home.
Rusell Crowe, es probablemente lo peor del reparto y es que cuando
decide que con fruncir el cejo, ya ha construido el personaje de malote, mal
asunto. Y eso es lo que hizo para el comisario Javert, ni la más mínima
inflexión, un personaje monolítico. Vocalmente también el peor, porque aunque
tiene o tenía un grupo de rock, no sabe cantar. Se ahoga, no sabe que hacer con
la voz… bastante desastroso.
Las féminas son lo mejor de la película, con la extraordinaria
Anne Hathaway como Fantine, porque canta francamente bien y está soberbia en la
bellísima I dreamed a dream. Y es que el hecho de que se grabaran las canciones
mientras actuaban, acompañados al piano, les da un plus interpretativo que se
nota y sobre todo la escena de Fantine, que es de poner los vellos de punta.
Amanda Seyfried, no tenía nada fácil interpretar a Cosette (adulta), porque es un papel agudísimo y consigue sacarlo delante de una forma más que digna. Y la que para mi fue la mejor del reparto , la Eponine de Samantha Barks, que debuta en la gran pantalla pero que es una habitual de los escenarios ingleses, interpretando musicales. Es más, ya interpretó a Eponine en el concierto por el 25 aniversario de Los Miserables.
El Marius de Eddie Redmayne, queda empequeñecido en las escenas en
las que aparece junto a Aaron Tveit (Enjolras), actor también que ha interpretado varios musicales.
Helena Boham Carter y Sacha Baron Cohen son los Thénardier, que aquí gastan un aire muy de Sweeney Todd y que desconozco si sus interpretaciones están muy alejadas de sus personajes teatrales o no, pero que a mi me parecieron un acierto.
Los niños, cantan bien y en los revolucionarios se escucharon muy buenas voces, consiguiendo grandes momentos en las partes corales.
Y no quiero olvidarme del Obispo, un papel pequeñito, que se ha aprovechado para que Colm Wilkinson, hiciera un cameo en la película.