Orquesta Barroca de Venecia
Andrea Marcon (clave y dirección)
Obras de Porpora, Leo, Sarti y Geminiani.
Ciclo Universo Barroco (Auditorio Nacional de Música) 31/10/13
Anoche, tras una larga gira europea, se presentaba en
Madrid, en el Auditorio Nacional, Philippe Jaroussky acompañado de la Orquesta
Barroca de Venecia y Andrea Marcon. Llegó, cantó y triunfó.
Jaroussky, primera espada de la cuerda contratenoril,
escogió un recital (al igual que su último disco) dedicado a Farinelli y a
Porpora. La relación entre el castratti
y el compositor napolitano, es indisoluble:
Farinelli debutó en escena con
Angelica e Medoro, triunfó por Italia y se embarcaron juntos en la
aventura londinense. Porpora se valió del mejor contratenor del momento, para
dar rienda suelta a sus composiciones virtuosísticas, llenas de florituras y
ornamentaciones, pero sobre todo, de una belleza sobrecogedora. Debemos dar las
gracias por la recuperación poco a poco, de este gran compositor y de
devolverle al lugar que ocupó: el de uno de los mejores compositores
operísticos del siglo XVIII.
Quien
haya escuchado el último CD, habrá podido observar la casi ausencia de “arias
de bravura”, algo que volvió a repetirse anoche en el Auditorio (a excepción
del “Si pietoso il tuo labbro”, del “Nell´attendere il mio bene” y la propina,
que si no me equivoco fue “In braccio e mille furie”). Esta circunstancia creo
que no es casual y viene dada por el estado vocal de Jaroussky.
Mucho se ha dicho de cómo se encontraba (para mal)
vocalmente, sobre todo tras su concierto en Barcelona. ¿Estuvo mal? No, pero
tiene un problema en el registro agudo. Suenan opacos, algo tirantes y con un vibrato
preocupante; las coloraturas no son limpias. Tiene 35 años, pero ha cantado
mucho (y bien), porque él ha sido quien ha abierto al gran público (y a muchos
aficionados a la ópera, pero no a la barroca), las excelencias de la cuerda de
contratenor. Esto, sumado también a las circunstancias especiales de la emisión
de los contratenores, puede que estén detrás de esos problemas del registro
agudo. Esperemos que estos problemas puedan solucionarse y no ir a más.
Dejando a un lado este problema, Jaroussky estuvo magnífico.
La “perfección” que ha lucido estos últimos años, en muchos casos podía ser
confundido con frialdad, pero el retorno al mundo de los mortales, ha vuelto a
mostrarnos un Jaroussky implicado y expresivo. Su capacidad de modular su
canto, de colorear, lo convierten en un músico extraordinario. Su técnica capaz
de cantar a media voz, sus pianos, sus messa di voce (interminable la del
comienzo de Alto Giove), son capacidades técnicas que aplica de forma
inteligente, para dar intención a su fraseo. Además, por supuesto de, su gran
capacidad de fiato y de proyectar una voz tan peculiar como la de un
contratenor;de llenar de sonido una sala de 2.300 espectadores, con un piano.
Ahí radica la grandeza de Jaroussky con la que consiguió un éxito clamoroso,
anoche.
La Orquesta Barroca de Venecia y Andrea Marcon, fueron unos
acompañantes de lujo para el contratenor francés. Salvo algún problemilla de
afinación con las trompas en la obertura de Il Germanico, la orquesta estuvo magnífica. Lograron su
mayor reconocimiento de la noche, tras la interpretación del Concerto grosso en
re menor “La Folia”, con una gran ovación.
Resumiendo, el público que anoche llenó el Auditorio
Nacional, asistió a la noche triunfal (ovaciones y bravos unánimes, que lograron arrancar 2 propinas), del menor
contratenor del momento*.
*Con permiso de Franco Fagioli