viernes, 1 de noviembre de 2013

Philippe Jaroussky: La musicalidad innata

Philippe Jaroussky (contratenor)
Orquesta Barroca de Venecia
Andrea Marcon (clave y dirección)
Obras de Porpora, Leo, Sarti y Geminiani. 
Ciclo Universo Barroco (Auditorio Nacional de Música) 31/10/13

Anoche, tras una larga gira europea, se presentaba en Madrid, en el Auditorio Nacional, Philippe Jaroussky acompañado de la Orquesta Barroca de Venecia y Andrea Marcon. Llegó, cantó y triunfó.

Jaroussky, primera espada de la cuerda contratenoril, escogió un recital (al igual que su último disco) dedicado a Farinelli y a Porpora.  La relación entre el castratti y el compositor napolitano, es indisoluble:  Farinelli debutó en escena con  Angelica e Medoro, triunfó por Italia y se embarcaron juntos en la aventura londinense. Porpora se valió del mejor contratenor del momento, para dar rienda suelta a sus composiciones virtuosísticas, llenas de florituras y ornamentaciones, pero sobre todo, de una belleza sobrecogedora. Debemos dar las gracias por la recuperación poco a poco, de este gran compositor y de devolverle al lugar que ocupó: el de uno de los mejores compositores operísticos del siglo XVIII.

Quien haya escuchado el último CD, habrá podido observar la casi ausencia de “arias de bravura”, algo que volvió a repetirse anoche en el Auditorio (a excepción del “Si pietoso il tuo labbro”, del “Nell´attendere il mio bene” y la propina, que si no me equivoco fue “In braccio e mille furie”). Esta circunstancia creo que no es casual y viene dada por el estado vocal de Jaroussky.

Mucho se ha dicho de cómo se encontraba (para mal) vocalmente, sobre todo tras su concierto en Barcelona. ¿Estuvo mal? No, pero tiene un problema en el registro agudo.  Suenan opacos, algo tirantes y con un vibrato preocupante; las coloraturas no son limpias. Tiene 35 años, pero ha cantado mucho (y bien), porque él ha sido quien ha abierto al gran público (y a muchos aficionados a la ópera, pero no a la barroca), las excelencias de la cuerda de contratenor. Esto, sumado también a las circunstancias especiales de la emisión de los contratenores, puede que estén detrás de esos problemas del registro agudo. Esperemos que estos problemas puedan solucionarse y no ir a más.

Dejando a un lado este problema, Jaroussky estuvo magnífico. La “perfección” que ha lucido estos últimos años, en muchos casos podía ser confundido con frialdad, pero el retorno al mundo de los mortales, ha vuelto a mostrarnos un Jaroussky implicado y expresivo. Su capacidad de modular su canto, de colorear, lo convierten en un músico extraordinario. Su técnica capaz de cantar a media voz, sus pianos, sus messa di voce (interminable la del comienzo de Alto Giove), son capacidades técnicas que aplica de forma inteligente, para dar intención a su fraseo. Además, por supuesto de, su gran capacidad de fiato y de proyectar una voz tan peculiar como la de un contratenor;de llenar de sonido una sala de 2.300 espectadores, con un piano. Ahí radica la grandeza de Jaroussky con la que consiguió un éxito clamoroso, anoche.

La Orquesta Barroca de Venecia y Andrea Marcon, fueron unos acompañantes de lujo para el contratenor francés. Salvo algún problemilla de afinación con las trompas en la obertura de Il Germanico,  la orquesta estuvo magnífica. Lograron su mayor reconocimiento de la noche, tras la interpretación del Concerto grosso en re menor “La Folia”, con una gran ovación.

Resumiendo, el público que anoche llenó el Auditorio Nacional, asistió a la noche triunfal (ovaciones y bravos unánimes, que lograron arrancar 2 propinas), del menor contratenor del momento*.



*Con permiso de Franco Fagioli

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