miércoles, 2 de marzo de 2011

Les Huguenots, en Madrid


La representación de una ópera como Les Huguenots, en nuestros días, es un auténtico acontecimiento, marcado en rojo en el calendario de muchos aficionados en el mundo. Este año, primero en Madrid y en junio, en Bruselas, son las citas con esta emblemática ópera de Meyerbeer, paradigma de una ópera que ya no existe.

Es por eso que se esperaba con gran expectación las representaciones en el Teatro madrileño,  que se han realizado en versión concierto. La carencia de una puesta en escena, que acompañe y esté al servicio de esta gran ópera, tiene el aspecto positivo, que el director de escena de turno, no la masacre. Pero también tiene uno negativo, y es que con la duración de la obra y debido a la música que contiene, puede caer en el aburrimiento más soporífero, sino cuenta con una dirección orquestal que saque el jugo, la belleza, el contraste, de esta auténtica enciclopedia musical que son Les Huguenots.

Meyerbeer, crea una partitura ecléctica, con elementos barrocos, como esas reminiscencias a Bach, a los recitativos handelianos, o el uso del obligato con instrumentos como la viola d´amore en la romanza de Raoul; melodias populares francesas como en la cavatina de Urbain; la tradición de la ópera francesa, con los ballet y grandes coros; las melodías italianas y la armonía alemana. Todo estos elementos conforman una orquestación suntuosa e inusual, una ópera de contrastes, de grandes escenas combinadas con momentos intimistas, pero todo ello, en grandes cuadros de conjunto, sin la división en números más cerrados, de  la ópera italiana. Probablemente, es en cuarto acto donde se observan con más claridad, estos contrastes, con la escena de La Bendición de las Espadas, y el Gran Duo de Raoul y Valentine.

En Madrid, el encargado de dar vida a esa partitura orquestal, fue el director Renato Palumbo, que tuvo que lidiar con la Orquesta del Teatro Real , lo cual ya es bastante. Palumbo no se enfrentaba por primera vez a Huguenots, puesto que en 2002, ya los dirigió en Martina Franca. El mayor problema de su dirección es la falta de tensión generalizada, cayendo en bastantes momentos en el aburrimiento. Sólo parecía salir de ese tedio en los momentos de vigor, en los concertantes, pero tuvo verdaderos problemas en los momentos más intimistas incapaz de mostrar la delicadeza de Meyerbeer.

El Coro Inermezzo, titular del Teatro Real, fue reforzado con el Coro de la Comunidad de Madrid. Recordemos que el coro es una parte importantísima de ésta ópera y podemos decir que salieron airosos de esta piedra de toque, en la que la parte femenina estuvo mejor que la masculina.

Uno de los mayores problemas para poner hoy en día, unos Hugonotes en escena, y quizás el más importante, es encontrar un elenco de cantantes que pueda cantar cada uno de los personajes de esta ópera.  De hacer interpretaciones memorables, ya ni hablamos. Casi hay que conformarse con que saquen sus personajes adelante. Comencemos con el tenor, verdadero protagonista de Huguenots, Raoul de Nangis, que fue creado para Adolph Nourrit, uno de los mayores exponentes de la escuela tenoril antigua y alumno de García. Para cantar Raoul, se necesita un tenor con gran extensión y con grandes medios, pudiendo hablar de un tenor spinto pero que sea un tenor di grazia, para afrontar una partitura endiablada. Debe soportar el peso orquestal y sobrepasarlo, así como los continuos concertantes y coros.

Es por  la dificultad de la partitura, que le papel de Raoul (que también interpretó Duprez, y por tanto, con los agudos a voz plena) que tenores tan dispares hayan interpretado el role, desde un Lauri-Volpi, un Corelli o un Giacomini, a tenores con muchísimo menos peso vocal como Blake, o en los últimos años Gregory Kunde (que lo retomará el año que viene), Osborn o como en Madrid, Eric Cutler. Cutler, es un lírico-ligero, con un instrumento pequeño, y con una voz muy nasal que liberó en pocos momentos. La voz, por supuesto, quedó tapada en los momentos concertantes y sólo lució y de forma muy modesta, en los momentos más intimistas, aunque tuvo momentos críticos por ejemplo, en el Gran Duo. También tuvo problemas con los agudos, que se le quedaban atrás.

Valentine, fue interpretada por Jiuliana Di Giacomo. Recordemos que Meyerbeer escribió Valentine para la soprano Marie Cornélie Falcon, que dio nombre a esa tipología de soprano, una mezcla de soprano drámatica y mezzo, con una impportante coloratura. Di Giacomo posee una voz importante, con peso, con graves, pero que por arriba se descontrolaba, con agudos abiertos y gritados. Es muy joven  y tiene material, pero técnicamente tiene que trabajar mucho, porque ese registro agudo no es de recibo.

Annick Massis, volvió a interpretar a la Reina Marguerite. Massis es una soprano ligerísima, sin ningún peso vocal, carente de algo parecido a un centro, timbre paupérrimo, completamente perdida en la coloratura de su aria  principal (O beau pays de la Touraine), un horror.

El trio femenino fue completado por Karine Deshayes, interpretando el paje Urbain. Cumplidora, es como mejor se la podría definir, con su cavatina "Nobles seigneurs, salut". No cantó el Rondó (que fue añadido por Meyerbeer para Marietta Alboni), que fue cortado, al igual que se cortaron el ballet del acto tercero y el aria de Raoul del último acto.

Dimitry Ulyanov interpretó a Marcel, y quizás fue éste el cantante que mejor parado salió de la función. Posee una verdadera voz de bajo, algo raro en los tiempos que corren, sin problemas en los graves ni por arriba. Aunque es cierto que tiene un cierto entubamiento y sonidos algo guturales. Probablemente, lo mejor de la noche fue el canto de la Coral "Segneur, rempart et seul soutien", dando muestra de la rotundidad de sus medios vocales.

Más flojos resultaron el Conde de Saint-Bris de Marco Spotti, dedicándose a poner voz de ogro bajo, y el flojísimo barítono Dimitris Tiliakos con unos agudos abiertos.

Y por último añadir, algo que me cabreó bastante ayer, aunque pueda parecer algo menor, en comparación con todo lo escrito arriba: la falta de que las voces sonaran empastadas. Fue un auténtico suplicio escuchar las partes concertantes, con voces que iban cada una por su cuenta, y ayer fue la tónica general.

Recordemos el reparto completo:

MEYERBEER: Los hugonotes (versión concierto).
-A. Massis (Marguerite de Valois)
-J. Di Giacomo (Valentine)
-K. Deshayes (Urbain)
-E. Cutler (Raoul de Nagis)
-M. Spotti (El conde de Saint-Bris)
-D. Tiliakos (El conde Nevers)
-D. Ulyanov (Marcel)
Coro Titular del Teatro Real,
Coro de la Comunidad de Madrid
Orquesta Titular del Teatro Real.
Dir.: R. Palumbo.

3 comentarios:

  1. recensione perfetta. sono d'accordissimo

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  2. Gracias Giulia.

    Una pena estas representaciones, de una ópera tan infrecuente como Les Huguenots.

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  3. si si, anche noi l'abbiamo sentita per radio.
    non ha senso rappresentare gli Ugonotti in questo modo

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