jueves, 15 de junio de 2006

Renata Tebaldi. El canto y la maestra


Renata Ersilia Clotilde Tebaldi nació el 1 de febrero de 1922 en Pesaro. Si bien un ataque de poliomielitis hizo difíciles sus primeros años, desde muy pronto Renata tuvo clara conciencia de su vocación musical. Hija de un profesor de violonchelo, sus estudios se orientaron en principio hacia el piano, ya que la joven quería ser conertista, pero casi por azar descubrió que la joven tenía una maravillosa voz de soprano.
Tenía 17 años cuando su profesora de piano (Giuseppina Passani, una prima suya) la escuchó cantar e intuyó que su voz necesitaba ser trabajada. Por lo tanto, Renata se presentó al examen de admisión en el Conservatorio de Parma y fue admitida en el curso de Ettore Campogalliani. Así, se fue dedicando cada vez más al canto y menos al piano.
Otro hecho fundamental para la formación de Renata Tebaldi fue el encuentro con Carmen Melis, quien la escuchó y le propuso estudiar con ella durante los 15 días de vacaciones que Renata estaba disfrutando en Pesaro. Carmen Melis (Cagliari 1885-Longone al Serrino 1967) fue alumna de Antonio Cotogni y debutó en Novara (Teatro Cocía) en 1905 en Iris de Mascagni, con veinte años. Interpretó muy pronto Madama Butterfly, Tosca y La Bohème y esta “predisposición pucciniana” le llegó al mismo Puccini, quien le enseñó personalmente la parte de Minnie (La Fanciulla del West), personaje que interpretó en 1911 en Boston. En el Covent Garden de Londres cantó Pagliacci al lado de Enrico Caruso en 1913 y, en 1917, debutó en el Teatro alla Scala con Il macigno de Victor De Sabata. Fue, además, una de las más interesantes cantantes-actrices de los inicios del siglo, por los gestos refinados, el portamento señoril y la elegancia de su figura. Terminó su carrera artística hacia 1935 y se dedicó a la enseñanza.
“Quedé impresionada por la soberbia calidad de la voz, una soprano lírico spinto con una extensión de dos octavas, aunque se tratase de una principiante. Me sorprendió su inteligencia y su musicalidad”. Este es el recuerdo de su encuentro, tenido lugar en 1940, con Renata Tebaldi, la cual reconocería: “Todo aquello que debía saber para subirme a las tablas de un escenario, lo aprendí de ella”.
Escuchando hoy la voz de Melis, en los raros registros existentes, notamos algunas de las características que serían de algún modo asumidas y refinadas todavía más por Renata Tebaldi. La voz de la Melis era vibrante, dramática; todos los acentos veristas estaban controlados de tal forma para no caer en excesos de mal gusto. La gama de las modulaciones hecha con los claroscuros, pianissimi, rinforzati y la dicción nitidísima, era fascinante.
Los pocos días de vacaciones en los cuales Renata estudió con Carmen Melis, provocó en ella un cambio radical, tanto que sus compañeros de Conservatorio no la reconocían escuchándola cantar: encuentro “que suena suave, transparente, me recuerda al cristal de Murano”( Eugenio Gara), un fraseo construido con la flexibilidad del la voz que en los momentos más incisivos no pierde morbidez ni rotundidad, gracias a un magistral control del fiati.
Entonces, realizó una audición con Riccardo Zandonai (director en esa época del Conservatorio de Pesaro) tras vencer la resistencia de la madre y Renata pudo proseguir los estudios con la Melis, en Pesaro, para emprender la carrera de cantante lírica.
En 1942, en Pesaro se organizó su primer concierto, al que le seguirían otros dos en Urbino, uno de los cuales fue dirigido por Riccardo Zandonai.

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