viernes, 23 de junio de 2006
Renata y el Metropolitan Opera House
La juiciosa Tebaldi cantó de todos modos en Milán a finales de los años 50, con Tosca y Andrea Chénier. La participación en Tosca fue una especie de imposición del gobierno italiano para que resultase representativa de la perfección de los espectáuclos scalígeros, en contraposición de la Exposición Mundial de Bruselas de 1958.
Sus apariciones en La Scala se fueron haciendo cada vez más raras, viendo las relaciones con una superintendente que le dedicaba siempre menos atenciones.
En la involuntaria, e inutil, “disputa” con la Callas eligió una vez la forma más “señorial” para resolver la cuestión: dejó La Scala, después de cantar Tosca en 1959, y eligió la carrera en los EE.UU. No cantó nunca más una ópera al Piermarini. Es cierto que hizo su reaparición con el concierto de 1974 y 1976, pero esta reparación, fue demasiado tarde.
En cambio el Metropolitan –excepto las temporadas 1957/58 y 1970/71- la contrató hasta la 1971/72. En esos años Renata Tebaldi cantó en la mayoría de las ciudades de EE.UU. , donde su popularidad fue excepcional y superior a la que tenía la Callas, que era norteamericana. Es necesario recordar, que a finales de 1962 fue posible escuchar a la Tebaldi de nuevo en Roma, Nápoles y Florencia.
El 4 de marzo de 1960, la première de La Forza del Destino se interrumpió en el tercer acto por la muerte “en escena” de uno de los mejores intérpretes verdianos, Leonard Warren: este fue sin duda, el año más triste de su estancia en Nueva York.
En 1960 añade a su repertorio el personaje de Fedora, que cantó en el Lyric de Chicago con Di Stefano y Gobbi, sus parteners en aquella Tosca que había inaugurado la temporada. Se recuerda que al salir parecía una auténtica princesa rusa. La tesitura del personaje se acomodada a la soprano, que, con su belleza vocal, presentaba perfectamente el fluir apasionado de la línea melódica.
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