viernes, 31 de julio de 2009

¡Que les corten la cabeza!



Ayer tarde, tras escuchar el primer acto del Siegfried de Bayreuth, me vino a la cabeza la famosa frase de la Reina Roja de Alicia en el país de las maravillas. ¿Por qué? porque lo que hicieron Christian Franz (Siegfried) y Wolfgang Schmidt (Mime) no tenía nombre.

No suelo ser muy dura a la hora de calificar a los cantantes, pero es que lo de ayer me pareció una auténtica tomadura de pelo. Normalmente, los tenores suelen tener sus mayores problemas en la llamada zona de paso, como por ej. Wottrich como comenté en la entrada anterior; pero es que el tal Schmidt los tenía ya antes de llegar!!!! un suplicio de voz estrangulada, con un tembleque (porque eso era mucho más que vibrato) que me ponía nerviosa, un gangoseo..., y lo "mejor de todo" ¿dio alguna nota en su sitio durante la representación? pues va a ser que no.

Christian Franz, no le iba a la zaga con los mismos problemas. Si bien, su momento álgido llegó con su duo en el tercer acto con Brunilda. ¡Que manera de destrozar el momento más bello de la segunda jornada del Anillo! y no sólo por él, claro, que nuestra querida Watson también hizo de las suyas.

En estos casos, cuando los cantantes no acompañan, una se suele refugiar en la música para disfrutar. Pero es que ayer, yo no pude. No sé si fue culpa de la orquesta y la dirección musical, que se contagiaron de esa atmósfera creada por los cantantes, o fue culpa mía que anduve como desconectada. No lo sé, pero me pareció sosa. Y ojito también al momento "cuerno de Sigfrido" desafinado.

Del resto del reparto, sólo decir que estuvieron correctos.

¿Qué nos queda? Por lo menos en mi caso, esperar el sábado al final del Ocaso y que Thielemann vuelva a conseguir ese momento mágico.

¿Y en Bayreuth? que se planteen hacer un Wagner sin voces, que lleven a cantantes que puedan interpretar sus rôles dignamente (me está viniendo a la cabeza el Ocaso de unas semanas en Aix-en-Provence...) o que directamente no se represente Wagner (esto es coña, pero me he acordado de los que odian el repertorio italiano y cuando escuchan alguna ópera de Verdi por ej., mal cantada, se apresuran en decir que no se debería programar en los teatros actualmente). Pero me temo que les da exactamente igual.

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